lunes, 18 de abril de 2011

MAR ADENTRO. Escrita y dirigida por Alejandro Amenábar


Mar Adentro recibió en el año 2004 el Oscar a la mejor película extranjera, y 14 Goyas, que son la versión española de los Oscar. Es una buena tarjeta de presentación ¿verdad? Se puede afirmar que su director y co-guionista Alejandro Amenábar, así como Javier Bardem, actor principal, dieron la talla con mucho.
El protagonista, Ramón San Pedro, es un personaje sacado de la vida real. Es un hombre al que le gusta Wagner, escribir, bromear, pasar tiempo con la gente que quiere, viajar, enamorarse, y que ha tomado la decisión de quitarse la vida. ¿Por qué? se preguntarán, y él les hubiera respondido: “Porque hago balance del camino recorrido hasta ahora y no me salen las cuentas de la felicidad”. Ramón es tetrapléjico, lleva 28 años postrado en la cama de su casa en Galicia, porque a los 25 tuvo un accidente en el que perdió la sensibilidad en todo el cuerpo a partir del cuello.
Llegados a este punto, el reto para un guionista, director y actor está más que servido. ¿Cómo manejar una historia de este calibre para hacerla interesante, entretenida y atractiva sin caer en el sentimentalismo y la propaganda? Aquí se lanzan algunas respuestas.
Para empezar, hay dos elementos fundamentales que impregnan toda la película, y que contrarrestan la carga emocional que supone tratar el tema tenebroso y oscuro de la muerte, y la vida de una persona paralizada en su cama durante tantos años. Estos dos elementos son la luz y el movimiento. La luz inunda la habitación de Ramón casi permanentemente a través de dos ventanales, uno que tiene a la izquierda de su cama y otro enfrente. El movimiento se da en numerosas escenas en las que los personajes se desplazan en diferentes medios de transporte. Hay planos tanto interiores como exteriores de los mismos: coches, autobús de línea, avión, furgoneta, e incluso una bicicleta.
Otros recursos que complementan la función de estos dos elementos son los siguientes:
Se utilizan muchos espacios, tanto interiores como exteriores, alternativos a la habitación donde se encuentra Ramón. Por un lado dentro de su propia casa, la cocina, el desván, la habitación de su sobrino y el huerto son un ejemplo. Las escenas de la vida de otros personajes también son una estrategia para sacar al espectador de la habitación de nuestro protagonista.
La presencia del mar es numerosas escenas, es otro recurso utilizado con frecuencia. La película comienza con la escena de una visualización de una playa paradisíaca. Muy seguidamente, la escena para presentarnos a uno de los personajes, también se desarrolla a la orilla del mar. Las escenas del accidente de Ramón que le llevo a su tetraplejia también tienen al mar como protagonista.
La banda sonora, incluye tanto piezas musicales como sonidos de la vida diaria, envolviéndonos en una sensación de bienestar que es muy de agradecer. La música abarca piezas celtas, propias de la zona donde reside Ramón, y piezas dramáticas más comunes. El sonido de las olas y de la lluvia, son los sonidos de la vida real que nos acompañaran a menudo en nuestra butaca.
El sentido del humor que salpica la película en numerosas ocasiones, es otra de las tácticas que nos evita tachar a la película de dramón. En las primeras frases que escuchamos a Ramón, ya juega con las palabras para burlarse de sí mismo, y esto sentará el tono de toda la película. Un par de ejemplos serían: “fumo por si me mata, pero nada”, “cuidado, a ver si me voy a caer hacia atrás y me rompo el cuello.”
La aparición de niños en numerosas escenas, también llena de vitalidad toda la pantalla.
La interpretación de Javier Bardem, es una vez más una muestra de lo que es el trabajo bien hecho. Su tarea ya empezaba incluso antes del rodaje en la sala de maquillaje, en la que permanecía cinco horas para caracterizarse adecuadamente. Por cierto señalar que Mar Adentro, también tuvo una nominación al Oscar al mejor maquillaje. Volviendo a nuestra estrella, una vez delante de la cámara, su capacidad para reflejar emociones, y por lo tanto transmitírnoslas es sin lugar a dudas un ejercicio de maestría. Pasa por la ternura, la desesperación, la calidez, la ira, la derrota, la comprensión, la frustración, el sarcasmo, la alegría, la gratitud, el escepticismo, sin la ayuda de su cuerpo, sólo con los primeros y medios planos de su cara y las interacciones con los otros actores.
Para terminar, mencionaré el montaje de Mar Adentro, porque también es otro ejemplo de trabajo impecable. Las transiciones entre las escenas de la vida real y las ensoñaciones son uno de los retos que se dan en la sala de edición, y la banda sonora, es uno de los recursos que facilitan este tipo de transiciones. Veamos un ejemplo con las dos escenas que abren la película. El sonido intenso de las olas de la playa paradisíaca mencionada anteriormente, se funde con el sonido de los truenos de una tormenta dando paso así a la escena de la habitación de Ramón, desde la que contemplamos y oímos dicha tormenta. Otro ejemplo sería el primer plano y el sonido del inicio de un disco de vinilo que da pie a una escena donde se representa uno de los sueños de Ramón y que terminará con la aguja del gramófono llegando al final del disco. Un ejemplo entre otros muchos, de una transición exclusivamente visual, se da entre la escena de una de las actrices reclinada en el asiento de un avión, y la escena en la que Ramón está también recostado en su cama.
Finalmente una breve mención al controvertido tema de nuestra película, la eutanasia. La posición a favor de la misma en la película es muy clara. Sin embargo, posicionamientos aparte, esta película es una oportunidad para disfrutar de buen cine, que al fin y al cabo consiste en contar bien las historias que les pasan a los seres humanos para conseguir emocionar a la audiencia. En mi opinión, misión cumplida con creces.
Mercedes González

martes, 11 de enero de 2011

LA RED SOCIAL. Escrita por Aaron Sorkin y dirigida por David Fincher.


La Red Social es una película de acción en la que no aparece ni un solo disparo, ni una explosión, ni siquiera un mal coche haciendo piruetas espectaculares. La acción de la Red Social proviene de la certera elección de unos personajes de la vida real que dada su combinación de juventud, inteligencia desbordante, pasión, iniciativa, ambición y como no, puntos flacos, generan por sí solos una trama irresistible al relacionarse entre sí. El arranque de la película ante una pantalla negra, donde sólo oímos la conversación de un hombre y una mujer jóvenes con ruido de bar de fondo, ya nos provoca el estado de tensión propio de este género que no nos abandonará en toda la proyección.

Además de meternos en este ritmo vertiginoso, la película nos hace reír, empatizar, envidiar, admirar, fruncir el ceño, y también entender como nació uno de los fenómenos más extraordinarios del siglo XXI que ha revolucionado las relaciones sociales para siempre, Facebook.

Basado en el libro escrito por uno de los personajes principales, Eduardo Saverín, se elige a un reconocido maestro del guión como es Aaron Sorkin (“El ala oeste de la casa blanca”), para llevar a las pantallas esta historia fascinante. Si a esto se le añade un director consagrado como David Fincher, (“El club de la Lucha” o “La habitación del pánico”), unas interpretaciones impecables, una banda sonora que es tan vibrante como conmovedora, y se remata con una edición magistral, el resultado de este cóctel no puede ser otra cosa más que una auténtica obra de arte.

Hablaré sólo del guión porque no queda más remedio que optar por uno de los elementos que componen esta gran obra para saborearlo como es debido.

El eje central de la película son dos juicios en los que el protagonista Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, se enfrenta, por un lado al co-fundador de la compañía e inicialmente mejor amigo, Eduardo Saverín, y por otro a unos mellizos y su colaborador, los Winklevoss y Divya, que se atribuyen la idea inicial. Esta opción tiene ventajas lo mires por donde la mires puesto que un único recurso, como son las transcripciones de dichos juicios, proporciona varios de los elementos indispensables que garantizan un buen guión:

- Personajes sometidos a situaciones de presión que les llevan irremediablemente a mostrarse tal cual son.

- Credibilidad, puesto que estamos hablando de declaraciones juradas de personas reales.

- Y por supuesto, los conflictos están servidos.

Nuestro protagonista es un personaje de extremos e insatisfecho. Mientras que su inteligencia deslumbra, su vida social está llena de sombras, provocando que una capa de resentimiento se haya ido apoderando de él poco a poco. Esta olla a presión que es Mark, explota cuando su novia rompe con él. Lo que comienza como una ciber pataleta, puesto que el mundo virtual es donde reina Mark y por lo tanto su mejor refugio para desahogarse, pasa a ser un fenómeno revolucionario. Por un lado trastoca para siempre el mundo de las relaciones sociales, y por otro, su mundo de chico invisible y raro que pasa a ser la estrella de la Universidad de la que todo el mundo habla y al que todo el mundo admira. Veamos que se nos cuenta en esta película de este personaje.

En primer lugar sus agallas. Es capaz de poner en su sitio a pesar de su corta edad, y sin importarle el contexto, a todos aquellos adultos que le tratan con actitudes paternalistas. Una muestra de ello sería la escena en una de las declaraciones juradas donde la pregunta del abogado de los mellizos “... ¿opinas que merezco tu atención?” genera la respuesta que en mi opinión resume la película: “No, porque aunque entiendo que haya gente que necesite este juicio para intentar sentirse superior a mí, no tengo por qué disfrutar al escuchar sus mentiras. Usted tiene la mínima atención porque casi toda está en mis oficinas de Facebook, donde mis empleados y yo estamos haciendo cosas que nadie en esta sala, y especialmente sus clientes, tienen la capacidad ni intelectual ni creativa de desarrollar. ¿He contestado de manera adecuada su pregunta condescendiente?”

Por otro lado su inteligencia prodigiosa se muestra a través de escenas que de manera muy sutil, reflejan la rapidez con la que procesa todo lo que pasa a su alrededor. Una de ellas sería la que se desarrolla en una fiesta universitarias denominada “Noche Caribeña” y en la que como parte de la ambientación se proyectan unas cataratas. Mark llega a la fiesta y le pide a Eduardo que salgan fuera para hablar a pesar de las bajas temperaturas. Ante la lógica confusión de Eduardo por la elección de una localización tan absurda, Mark responde que no soporta ver unas imágenes de las Cataratas del Niágara en una fiesta caribeña.

Otra escena se sitúa en la clase de “sistemas operativos”, considerada la asignatura más difícil en Harvard. Mientras el profesor plantea una pregunta, Mark recibe una nota insultándole. Dolido, se levanta y se dirige hacia la puerta, ante lo cual el profesor, hace un comentario paternalista al asumir que su salida se debe a su frustración al no conocer la respuesta. A medida que Mark se va acercando a la puerta va dando la respuesta, y el profesor perplejo, anuncia que es la correcta.

La relación con su inicialmente mejor amigo, Eduardo, nos muestra el lado sensible de Mark. Un ejemplo sería la escena que muestra uno de los primeros enfrentamientos entre Eduardo y Mark, en este caso por teléfono. Eduardo ha congelado la cuenta de la compañía después de una discusión con Mark. En cuanto Mark tiene noticias de ello contacta por teléfono con Eduardo mostrando su irritación, sin embargo la conversación termina con Mark pidiéndole que se mude con él a California: “Necesito mi jefe de finanzas a mi lado”. Otro ejemplo se da durante el juicio. El abogado de Mark saca un tema que perjudica a Eduardo. Eduardo crítica a Mark por creer que ha sido él el que mencionó ese tema a su abogado, a lo que éste responde que no sólo no fue Mark quien saco el tema sino que cuando los abogados lo sacaron Mark le defendió.

La meta de nuestro protagonista no es el dinero en sí mismo, sino que le interesa como instrumento para ser reconocido socialmente. Lo que Mark quiere es ser admirado y respetado por todos. Un ejemplo de ello sería su rechazo a la oferta de Microsoft de comprar uno de los primeros programas que diseñó cuando todavía era un adolescente. Este programa gratuito permitía reconocer los gustos musicales del usuario de un MP3.

Una de sus debilidades sería su dificultad para admitir sus errores y disculparse por ellos. En la escena que se desarrolla en un club de moda, se encuentra por casualidad con su ex e intenta disculparse por su actitud imperdonable de utilizar su blog para humillarla. Ante la actitud de ella, lógica por otro lado, de negarse a hablar en privado y permanecer sentada rodeada de todos sus amigos, Mark es incapaz de dar el paso de disculparse ante una audiencia.

Otro de sus puntos flacos es la envidia mal disimulada que le provoca el éxito social de Eduardo. Una muestra de este éxito es la superación de las diferentes etapas requeridas para entrar en un prestigioso club social de la Universidad. Mark, como espectador del ascenso de su amigo dentro de la vida social universitaria, hace comentarios del tipo: "…por lo menos cuando no consigas entrar, tendrás la satisfacción de saber que llegaste a la segunda fase", o "si te admiten será por razones de diversidad", apelando a la condición de extranjero de Eduardo que ha nacido en Brasil.

Los personajes de los que se rodea Mark, unas veces por elección propia y otras por las circunstancias, tampoco tienen desperdicio.

Empecemos por Eduardo. Es un personaje generoso que está al lado de Mark desde el principio, tanto arriesgando su propio dinero para iniciar la compañía, como con su apoyo incondicional a pesar de algunos de los desplantes de nuestro protagonista. Eduardo quiere a Mark porque le admira y le entiende. Sin embargo a medida que la compañía empieza a crecer vertiginosamente, sus ideas sobre como llevarla adelante empiezan a diferir, llegando al punto en el que Mark, abusando de la confianza entre ellos, deja a Eduardo fuera de la compañía de una manera muy indigna.

Sin embargo, este contraste entre las personalidades de Mark y Eduardo que llega a su extremo a la hora de tomar decisiones cruciales para la compañía, es uno de los elementos más atractivos de nuestra historia. Mientras que Mark no está muy adaptado socialmente, Eduardo está totalmente integrado en la sociedad. La consecuencia de ambas posturas es que Mark no tiene ninguna cortapisa para seguir a su instinto, no le importa lo lógico, lo socialmente correcto, lo que hace la mayoría, y esto le da absoluta libertad, abriéndole posibilidades infinitas de creación, es más, este reto a lo que hace la mayoría le resulta atractivo. Por el contrario Eduardo quiere dar el paso lógico de una compañía para conseguir beneficios, la publicidad. Para él es un error el no hacer lo que siempre se hace. El comentario de Mark define su postura perfectamente: " no sabemos todavía lo que queremos que sea esta compañía, pero sí sabemos que es algo que nunca se hizo antes y que está gustando mucho. Si metemos publicidad pasaríamos a ser una compañía más, perdiendo precisamente lo que nos está dando el éxito, ser diferentes". Si se hubiera seguido el enfoque tradicional de Eduardo, no nos engañemos, Facebook no sería lo que es. Este aspecto rebelde de Mark, le lleva a encajar con otro de los personajes fascinantes de esta película, Sean Parker.

Sean Parker es otro outsider. Antes que Mark, ha probado como ese desafío a las normas le ha llevado a un éxito profesional sin precedentes, en su caso revolucionando la industria musical para siempre. Sean es el fundador de Napster, la primera compañía de internet en la que se podía descargar música gratis. Esta compañía puso patas arriba toda la industria musical de manera irreversible.

Puesto que el fundador de Napster tiene una visión de negocios muy similar a la de Mark, y por lo tanto muy diferente a la de Eduardo, poco a poco va ocupando en la compañía el lugar de éste hasta llegar al punto de dejarle fuera de la misma.

Unas pocas líneas de una conversación entre Eduardo y Sean muestran la diferencia entre un carácter arriesgado y uno conservador:

– Arrasé las compañías musical con Napster –señala Sean.

A lo que Eduardo responde instantáneamente

– No las arrasaste, ellas ganaron.

– Sí, en los Tribunales –responde Sean– Tú como experto economista graduado en Harvard ¿invertirías ahora mismo en una compañía discográfica?

El silencio de Eduardo no puede ser más sonoro.

La característica de Sean de retar el sistema es un arma de doble filo. Por un lado su actitud altruista le lleva a crear una herramienta gratuita que permite descargar música de la red sin cargo alguno. Sin embargo también le lleva a tener una relación con las drogas y mujeres menores de edad que poco a poco se le va yendo de las manos, hasta el punto de verse obligado a abandonar la compañía.

En relación a los personajes secundarios, mellizos y colaborador, lo que los hace interesantes es que los valores que representan, no podían ser más opuestos a los de Mark y Sean. Los Winklevoss y Divya son niños de familia bien, privilegiados, físicamente atractivos, que siguen las normas a rajatabla y se sienten muy orgullosos por ello. Su seguimiento incuestionable de las reglas siempre les ha funcionado. Cuando Mark, un outsider poco atractivo reta su mundo de perfección, no le dan mucha importancia, resguardados como están en su burbuja conservadora. La escena de la reunión entre los mellizos y el máximo responsable de Harvard para solicitar su apoyo en su batalla contra Mark es una de mis preferidas. La utilización del sarcasmo para poner en su sitio a los arropados Winklevoss, es exquisita. Es su primer contacto con otros mundos fuera del suyo que no corroboran su minúscula visión de la vida. Este episodio, marcará el principio de la batalla encarnizada entre estos dos mundos tan diferentes. Añadir que el hecho de que un carácter tan extremo se dé por duplicado, es un elemento adicional que sin lugar a dudas añade mucho encanto a toda la composición dramática.

Así que con este panorama, no es necesario plantearse tramas sofisticadas, ni puestas en escena aparatosas, simplemente capturar lo más fielmente posible cómo los personajes se relacionan entre sí y las consecuencias que ello va teniendo. Si una historia que trata temas tan áridos como el mundo de la informática, los negocios y las finanzas consigue mantenernos en tensión, hacernos reír y sentir de casi todo, en resumen engancharnos, eso significa que hay muchas cosas que están muy bien hechas en esta película. El lujo está servido en sus pantallas.