lunes, 18 de abril de 2011

MAR ADENTRO. Escrita y dirigida por Alejandro Amenábar


Mar Adentro recibió en el año 2004 el Oscar a la mejor película extranjera, y 14 Goyas, que son la versión española de los Oscar. Es una buena tarjeta de presentación ¿verdad? Se puede afirmar que su director y co-guionista Alejandro Amenábar, así como Javier Bardem, actor principal, dieron la talla con mucho.
El protagonista, Ramón San Pedro, es un personaje sacado de la vida real. Es un hombre al que le gusta Wagner, escribir, bromear, pasar tiempo con la gente que quiere, viajar, enamorarse, y que ha tomado la decisión de quitarse la vida. ¿Por qué? se preguntarán, y él les hubiera respondido: “Porque hago balance del camino recorrido hasta ahora y no me salen las cuentas de la felicidad”. Ramón es tetrapléjico, lleva 28 años postrado en la cama de su casa en Galicia, porque a los 25 tuvo un accidente en el que perdió la sensibilidad en todo el cuerpo a partir del cuello.
Llegados a este punto, el reto para un guionista, director y actor está más que servido. ¿Cómo manejar una historia de este calibre para hacerla interesante, entretenida y atractiva sin caer en el sentimentalismo y la propaganda? Aquí se lanzan algunas respuestas.
Para empezar, hay dos elementos fundamentales que impregnan toda la película, y que contrarrestan la carga emocional que supone tratar el tema tenebroso y oscuro de la muerte, y la vida de una persona paralizada en su cama durante tantos años. Estos dos elementos son la luz y el movimiento. La luz inunda la habitación de Ramón casi permanentemente a través de dos ventanales, uno que tiene a la izquierda de su cama y otro enfrente. El movimiento se da en numerosas escenas en las que los personajes se desplazan en diferentes medios de transporte. Hay planos tanto interiores como exteriores de los mismos: coches, autobús de línea, avión, furgoneta, e incluso una bicicleta.
Otros recursos que complementan la función de estos dos elementos son los siguientes:
Se utilizan muchos espacios, tanto interiores como exteriores, alternativos a la habitación donde se encuentra Ramón. Por un lado dentro de su propia casa, la cocina, el desván, la habitación de su sobrino y el huerto son un ejemplo. Las escenas de la vida de otros personajes también son una estrategia para sacar al espectador de la habitación de nuestro protagonista.
La presencia del mar es numerosas escenas, es otro recurso utilizado con frecuencia. La película comienza con la escena de una visualización de una playa paradisíaca. Muy seguidamente, la escena para presentarnos a uno de los personajes, también se desarrolla a la orilla del mar. Las escenas del accidente de Ramón que le llevo a su tetraplejia también tienen al mar como protagonista.
La banda sonora, incluye tanto piezas musicales como sonidos de la vida diaria, envolviéndonos en una sensación de bienestar que es muy de agradecer. La música abarca piezas celtas, propias de la zona donde reside Ramón, y piezas dramáticas más comunes. El sonido de las olas y de la lluvia, son los sonidos de la vida real que nos acompañaran a menudo en nuestra butaca.
El sentido del humor que salpica la película en numerosas ocasiones, es otra de las tácticas que nos evita tachar a la película de dramón. En las primeras frases que escuchamos a Ramón, ya juega con las palabras para burlarse de sí mismo, y esto sentará el tono de toda la película. Un par de ejemplos serían: “fumo por si me mata, pero nada”, “cuidado, a ver si me voy a caer hacia atrás y me rompo el cuello.”
La aparición de niños en numerosas escenas, también llena de vitalidad toda la pantalla.
La interpretación de Javier Bardem, es una vez más una muestra de lo que es el trabajo bien hecho. Su tarea ya empezaba incluso antes del rodaje en la sala de maquillaje, en la que permanecía cinco horas para caracterizarse adecuadamente. Por cierto señalar que Mar Adentro, también tuvo una nominación al Oscar al mejor maquillaje. Volviendo a nuestra estrella, una vez delante de la cámara, su capacidad para reflejar emociones, y por lo tanto transmitírnoslas es sin lugar a dudas un ejercicio de maestría. Pasa por la ternura, la desesperación, la calidez, la ira, la derrota, la comprensión, la frustración, el sarcasmo, la alegría, la gratitud, el escepticismo, sin la ayuda de su cuerpo, sólo con los primeros y medios planos de su cara y las interacciones con los otros actores.
Para terminar, mencionaré el montaje de Mar Adentro, porque también es otro ejemplo de trabajo impecable. Las transiciones entre las escenas de la vida real y las ensoñaciones son uno de los retos que se dan en la sala de edición, y la banda sonora, es uno de los recursos que facilitan este tipo de transiciones. Veamos un ejemplo con las dos escenas que abren la película. El sonido intenso de las olas de la playa paradisíaca mencionada anteriormente, se funde con el sonido de los truenos de una tormenta dando paso así a la escena de la habitación de Ramón, desde la que contemplamos y oímos dicha tormenta. Otro ejemplo sería el primer plano y el sonido del inicio de un disco de vinilo que da pie a una escena donde se representa uno de los sueños de Ramón y que terminará con la aguja del gramófono llegando al final del disco. Un ejemplo entre otros muchos, de una transición exclusivamente visual, se da entre la escena de una de las actrices reclinada en el asiento de un avión, y la escena en la que Ramón está también recostado en su cama.
Finalmente una breve mención al controvertido tema de nuestra película, la eutanasia. La posición a favor de la misma en la película es muy clara. Sin embargo, posicionamientos aparte, esta película es una oportunidad para disfrutar de buen cine, que al fin y al cabo consiste en contar bien las historias que les pasan a los seres humanos para conseguir emocionar a la audiencia. En mi opinión, misión cumplida con creces.
Mercedes González

martes, 11 de enero de 2011

LA RED SOCIAL. Escrita por Aaron Sorkin y dirigida por David Fincher.


La Red Social es una película de acción en la que no aparece ni un solo disparo, ni una explosión, ni siquiera un mal coche haciendo piruetas espectaculares. La acción de la Red Social proviene de la certera elección de unos personajes de la vida real que dada su combinación de juventud, inteligencia desbordante, pasión, iniciativa, ambición y como no, puntos flacos, generan por sí solos una trama irresistible al relacionarse entre sí. El arranque de la película ante una pantalla negra, donde sólo oímos la conversación de un hombre y una mujer jóvenes con ruido de bar de fondo, ya nos provoca el estado de tensión propio de este género que no nos abandonará en toda la proyección.

Además de meternos en este ritmo vertiginoso, la película nos hace reír, empatizar, envidiar, admirar, fruncir el ceño, y también entender como nació uno de los fenómenos más extraordinarios del siglo XXI que ha revolucionado las relaciones sociales para siempre, Facebook.

Basado en el libro escrito por uno de los personajes principales, Eduardo Saverín, se elige a un reconocido maestro del guión como es Aaron Sorkin (“El ala oeste de la casa blanca”), para llevar a las pantallas esta historia fascinante. Si a esto se le añade un director consagrado como David Fincher, (“El club de la Lucha” o “La habitación del pánico”), unas interpretaciones impecables, una banda sonora que es tan vibrante como conmovedora, y se remata con una edición magistral, el resultado de este cóctel no puede ser otra cosa más que una auténtica obra de arte.

Hablaré sólo del guión porque no queda más remedio que optar por uno de los elementos que componen esta gran obra para saborearlo como es debido.

El eje central de la película son dos juicios en los que el protagonista Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, se enfrenta, por un lado al co-fundador de la compañía e inicialmente mejor amigo, Eduardo Saverín, y por otro a unos mellizos y su colaborador, los Winklevoss y Divya, que se atribuyen la idea inicial. Esta opción tiene ventajas lo mires por donde la mires puesto que un único recurso, como son las transcripciones de dichos juicios, proporciona varios de los elementos indispensables que garantizan un buen guión:

- Personajes sometidos a situaciones de presión que les llevan irremediablemente a mostrarse tal cual son.

- Credibilidad, puesto que estamos hablando de declaraciones juradas de personas reales.

- Y por supuesto, los conflictos están servidos.

Nuestro protagonista es un personaje de extremos e insatisfecho. Mientras que su inteligencia deslumbra, su vida social está llena de sombras, provocando que una capa de resentimiento se haya ido apoderando de él poco a poco. Esta olla a presión que es Mark, explota cuando su novia rompe con él. Lo que comienza como una ciber pataleta, puesto que el mundo virtual es donde reina Mark y por lo tanto su mejor refugio para desahogarse, pasa a ser un fenómeno revolucionario. Por un lado trastoca para siempre el mundo de las relaciones sociales, y por otro, su mundo de chico invisible y raro que pasa a ser la estrella de la Universidad de la que todo el mundo habla y al que todo el mundo admira. Veamos que se nos cuenta en esta película de este personaje.

En primer lugar sus agallas. Es capaz de poner en su sitio a pesar de su corta edad, y sin importarle el contexto, a todos aquellos adultos que le tratan con actitudes paternalistas. Una muestra de ello sería la escena en una de las declaraciones juradas donde la pregunta del abogado de los mellizos “... ¿opinas que merezco tu atención?” genera la respuesta que en mi opinión resume la película: “No, porque aunque entiendo que haya gente que necesite este juicio para intentar sentirse superior a mí, no tengo por qué disfrutar al escuchar sus mentiras. Usted tiene la mínima atención porque casi toda está en mis oficinas de Facebook, donde mis empleados y yo estamos haciendo cosas que nadie en esta sala, y especialmente sus clientes, tienen la capacidad ni intelectual ni creativa de desarrollar. ¿He contestado de manera adecuada su pregunta condescendiente?”

Por otro lado su inteligencia prodigiosa se muestra a través de escenas que de manera muy sutil, reflejan la rapidez con la que procesa todo lo que pasa a su alrededor. Una de ellas sería la que se desarrolla en una fiesta universitarias denominada “Noche Caribeña” y en la que como parte de la ambientación se proyectan unas cataratas. Mark llega a la fiesta y le pide a Eduardo que salgan fuera para hablar a pesar de las bajas temperaturas. Ante la lógica confusión de Eduardo por la elección de una localización tan absurda, Mark responde que no soporta ver unas imágenes de las Cataratas del Niágara en una fiesta caribeña.

Otra escena se sitúa en la clase de “sistemas operativos”, considerada la asignatura más difícil en Harvard. Mientras el profesor plantea una pregunta, Mark recibe una nota insultándole. Dolido, se levanta y se dirige hacia la puerta, ante lo cual el profesor, hace un comentario paternalista al asumir que su salida se debe a su frustración al no conocer la respuesta. A medida que Mark se va acercando a la puerta va dando la respuesta, y el profesor perplejo, anuncia que es la correcta.

La relación con su inicialmente mejor amigo, Eduardo, nos muestra el lado sensible de Mark. Un ejemplo sería la escena que muestra uno de los primeros enfrentamientos entre Eduardo y Mark, en este caso por teléfono. Eduardo ha congelado la cuenta de la compañía después de una discusión con Mark. En cuanto Mark tiene noticias de ello contacta por teléfono con Eduardo mostrando su irritación, sin embargo la conversación termina con Mark pidiéndole que se mude con él a California: “Necesito mi jefe de finanzas a mi lado”. Otro ejemplo se da durante el juicio. El abogado de Mark saca un tema que perjudica a Eduardo. Eduardo crítica a Mark por creer que ha sido él el que mencionó ese tema a su abogado, a lo que éste responde que no sólo no fue Mark quien saco el tema sino que cuando los abogados lo sacaron Mark le defendió.

La meta de nuestro protagonista no es el dinero en sí mismo, sino que le interesa como instrumento para ser reconocido socialmente. Lo que Mark quiere es ser admirado y respetado por todos. Un ejemplo de ello sería su rechazo a la oferta de Microsoft de comprar uno de los primeros programas que diseñó cuando todavía era un adolescente. Este programa gratuito permitía reconocer los gustos musicales del usuario de un MP3.

Una de sus debilidades sería su dificultad para admitir sus errores y disculparse por ellos. En la escena que se desarrolla en un club de moda, se encuentra por casualidad con su ex e intenta disculparse por su actitud imperdonable de utilizar su blog para humillarla. Ante la actitud de ella, lógica por otro lado, de negarse a hablar en privado y permanecer sentada rodeada de todos sus amigos, Mark es incapaz de dar el paso de disculparse ante una audiencia.

Otro de sus puntos flacos es la envidia mal disimulada que le provoca el éxito social de Eduardo. Una muestra de este éxito es la superación de las diferentes etapas requeridas para entrar en un prestigioso club social de la Universidad. Mark, como espectador del ascenso de su amigo dentro de la vida social universitaria, hace comentarios del tipo: "…por lo menos cuando no consigas entrar, tendrás la satisfacción de saber que llegaste a la segunda fase", o "si te admiten será por razones de diversidad", apelando a la condición de extranjero de Eduardo que ha nacido en Brasil.

Los personajes de los que se rodea Mark, unas veces por elección propia y otras por las circunstancias, tampoco tienen desperdicio.

Empecemos por Eduardo. Es un personaje generoso que está al lado de Mark desde el principio, tanto arriesgando su propio dinero para iniciar la compañía, como con su apoyo incondicional a pesar de algunos de los desplantes de nuestro protagonista. Eduardo quiere a Mark porque le admira y le entiende. Sin embargo a medida que la compañía empieza a crecer vertiginosamente, sus ideas sobre como llevarla adelante empiezan a diferir, llegando al punto en el que Mark, abusando de la confianza entre ellos, deja a Eduardo fuera de la compañía de una manera muy indigna.

Sin embargo, este contraste entre las personalidades de Mark y Eduardo que llega a su extremo a la hora de tomar decisiones cruciales para la compañía, es uno de los elementos más atractivos de nuestra historia. Mientras que Mark no está muy adaptado socialmente, Eduardo está totalmente integrado en la sociedad. La consecuencia de ambas posturas es que Mark no tiene ninguna cortapisa para seguir a su instinto, no le importa lo lógico, lo socialmente correcto, lo que hace la mayoría, y esto le da absoluta libertad, abriéndole posibilidades infinitas de creación, es más, este reto a lo que hace la mayoría le resulta atractivo. Por el contrario Eduardo quiere dar el paso lógico de una compañía para conseguir beneficios, la publicidad. Para él es un error el no hacer lo que siempre se hace. El comentario de Mark define su postura perfectamente: " no sabemos todavía lo que queremos que sea esta compañía, pero sí sabemos que es algo que nunca se hizo antes y que está gustando mucho. Si metemos publicidad pasaríamos a ser una compañía más, perdiendo precisamente lo que nos está dando el éxito, ser diferentes". Si se hubiera seguido el enfoque tradicional de Eduardo, no nos engañemos, Facebook no sería lo que es. Este aspecto rebelde de Mark, le lleva a encajar con otro de los personajes fascinantes de esta película, Sean Parker.

Sean Parker es otro outsider. Antes que Mark, ha probado como ese desafío a las normas le ha llevado a un éxito profesional sin precedentes, en su caso revolucionando la industria musical para siempre. Sean es el fundador de Napster, la primera compañía de internet en la que se podía descargar música gratis. Esta compañía puso patas arriba toda la industria musical de manera irreversible.

Puesto que el fundador de Napster tiene una visión de negocios muy similar a la de Mark, y por lo tanto muy diferente a la de Eduardo, poco a poco va ocupando en la compañía el lugar de éste hasta llegar al punto de dejarle fuera de la misma.

Unas pocas líneas de una conversación entre Eduardo y Sean muestran la diferencia entre un carácter arriesgado y uno conservador:

– Arrasé las compañías musical con Napster –señala Sean.

A lo que Eduardo responde instantáneamente

– No las arrasaste, ellas ganaron.

– Sí, en los Tribunales –responde Sean– Tú como experto economista graduado en Harvard ¿invertirías ahora mismo en una compañía discográfica?

El silencio de Eduardo no puede ser más sonoro.

La característica de Sean de retar el sistema es un arma de doble filo. Por un lado su actitud altruista le lleva a crear una herramienta gratuita que permite descargar música de la red sin cargo alguno. Sin embargo también le lleva a tener una relación con las drogas y mujeres menores de edad que poco a poco se le va yendo de las manos, hasta el punto de verse obligado a abandonar la compañía.

En relación a los personajes secundarios, mellizos y colaborador, lo que los hace interesantes es que los valores que representan, no podían ser más opuestos a los de Mark y Sean. Los Winklevoss y Divya son niños de familia bien, privilegiados, físicamente atractivos, que siguen las normas a rajatabla y se sienten muy orgullosos por ello. Su seguimiento incuestionable de las reglas siempre les ha funcionado. Cuando Mark, un outsider poco atractivo reta su mundo de perfección, no le dan mucha importancia, resguardados como están en su burbuja conservadora. La escena de la reunión entre los mellizos y el máximo responsable de Harvard para solicitar su apoyo en su batalla contra Mark es una de mis preferidas. La utilización del sarcasmo para poner en su sitio a los arropados Winklevoss, es exquisita. Es su primer contacto con otros mundos fuera del suyo que no corroboran su minúscula visión de la vida. Este episodio, marcará el principio de la batalla encarnizada entre estos dos mundos tan diferentes. Añadir que el hecho de que un carácter tan extremo se dé por duplicado, es un elemento adicional que sin lugar a dudas añade mucho encanto a toda la composición dramática.

Así que con este panorama, no es necesario plantearse tramas sofisticadas, ni puestas en escena aparatosas, simplemente capturar lo más fielmente posible cómo los personajes se relacionan entre sí y las consecuencias que ello va teniendo. Si una historia que trata temas tan áridos como el mundo de la informática, los negocios y las finanzas consigue mantenernos en tensión, hacernos reír y sentir de casi todo, en resumen engancharnos, eso significa que hay muchas cosas que están muy bien hechas en esta película. El lujo está servido en sus pantallas.

jueves, 15 de julio de 2010

ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS. Dirigida por Tim Burton y escrita por Linda Woolverton

Utilizar la fantasía, para hablarnos de los múltiples retos que la cruda realidad nos presenta, requiere mucho talento, y una vez más el director Tim Burton y la guionista Linda Woolverton, nos demuestran como les sobra por todas partes. El elemento central de esta película, es mostrarnos que la realidad supone enfrentamientos con nuestros miedos, unos más terroríficos que otros, eso sí. Alicia nos va a contar todo ésto. Secundariamente, el personaje del Sombrerero Loco nos habla de cómo la locura, es una muestra de sabiduría, puesto que es la única manera de pasar con estilo y gracia por este mundo cruel.

Transformar el personaje infantil tan conocido de Alicia en una joven de 19 años, es la excusa perfecta para hablarnos de uno de nuestros miedos más aterradores: hacernos nuestro hueco (término más que apropiado en este contexto) en la vida, prescindiendo del hueco que los que nos rodean, en muchos de los casos con sus mejores intenciones, nos tienen preparado. ¿Que no es fácil? La película se encarga de corroborarlo fotograma a fotograma.

Se utiliza una estructura narrativa capicúa para mostrarnos esta cuestión tan espinosa.

En el inicio se presenta la alta sociedad con sus encorsetadas normas. Alicia ya empieza cuestionando las mismas de manera literal cuando en su camino hacia la mansión donde un buen partido va a pedirla en matrimonio, informa a su madre que no lleva corsé. La mirada inquisitiva de la audiencia domesticada intenta, sin éxito, intimidar a nuestra heroína mientras esperan su respuesta a la pedida de mano. Alicia tiene las agallas de no responder inmediatamente tomándose su tiempo, lo que le da la ocasión de explorar otro mundo. Esta exploración supone el desarrollo de nuestra historia, donde se corroboran sus ideas inconformistas y su lucha feroz por defender su independencia. Una vez consolidada, llega el desenlace donde de regreso al mundo inicial perfectamente estructurado, se enfrenta a lo que su sociedad le tiene preparado, rechazándolo con toda tranquilidad.

El primer paso para que cualquier historia nos encandile, es que nos la creamos. ¿De dónde vienen esas ideas de Alicia totalmente diferentes a las de su época, y ese arrojo de defenderlas frente a la masa? Y antes de que esta cuestión nos vaya a distraer de lo que está pasando en la peli, una de las primeras escenas, que es un flash back, nos sitúa. Alicia niña y su padre tienen una conversación en la que vemos a un hombre emprendedor, un visionario que está muy por delante de su tiempo, sembrando sus ideas en Alicia. La madre de Alicia, aunque tradicional, posee la comprensión necesaria para no crear obstáculos en la sabia educación que está recibiendo su hija. La valentía de Alicia se justifica con la muerte de su padre cuando ella todavía es muy joven.

A continuación se nos muestra la contraposición entre el mundo que quieren para Alicia, y el mundo que ella quiere para sí. Por ejemplo, a través de la ironía en la conversación entre la madre de su futuro prometido y Alicia:

– ¿qué es lo peor que podría pasar? –señala la futura suegra.

– ¿El fín de la aristocracia? –contesta Alicia

– Déjate de tonterías –responde la contrariada madre– tu futuro prometido tiene problemas de estómago de los que tendrás que estar pendiente.

Otro ejemplo sería lo lejos que está su prometido de ser el tipo de hombre que le puede interesar a Alicia. Es un ser con aspecto caricaturesco y con una visión de la vida extremadamente limitida y simplista.

Hay un personaje presentado al inicio y al final de nuestra narración que refleja tanto la estructura narrativa capicúa de la obra, como el arco que sigue el personaje de Alicia. Este personaje es una anciana vestida de manera muy juvenil que está sentada sola en una mesa, aislada del resto de invitados. Una de las teóricas amigas de Alicia, la señala como ejemplo de la persona en la que se convertirá sino acepta la propuesta de matrimonio, una mujer desequilibrada esperando que venga su príncipe azul. En el desenlace, una vez que Alicia está de vuelta después de su aventura en Wonderland, se acerca a esta mujer diciéndole unas palabras que revelarán hasta donde ha llegado Alicia después de su exploración. Las reservo para el final, como en la película.

El desarrollo comienza con la decisión de Alicia de dejar plantada a toda la masa en forma de audiencia que espera con anhelo su aceptación a la proposición de matrimonio. Alicia sale corriendo siguiendo su instinto representado por un conejo que le lleva a la entrada de Wonderland, el hueco de un árbol. Justo antes de que Alicia se lance por el mismo, hay un plano donde se nos sitúa perfectamente. En primerísimo plano está Alicia mirando el hueco del árbol por el que se ha introducido el conejo, mientras que en segundo plano muy alejada, está la gran mansión que alberga a la gran masa.

La brutal y larga caída por el hueco que la introduce en el mundo que ha decidido explorar ya nos va dando pistas de que este camino no va a ser nada, pero que nada fácil. Una Alicia vapuleada y dolorida, tiene que tomar sus primeras decisiones ante lo que parece imposible: entrar en este mundo. Puertas de diferentes tamaños, líquidos empequeñecedores y agrandadores, una llave, combinar estos elementos para comenzar su recorrido no es fácil, pero lo consigue. Cuando la ropa de Alicia ni mengua ni aumenta aunque ella sí lo haga, ya quedamos informados y encantados de que el Sr. Burton nos va a contar la historia de siempre de una manera que no se ha contado nunca.

Una vez superado el primer reto se nos presenta el siguiente: Alicia no es bien recibida en su nuevo mundo. Es juzgada y arrinconada por la mayoría de habitantes del mismo, unos personajes muy conocidos por todos, pero que siguiendo en su línea de ir más allá de lo que siempre hemos visto, Tim Burton los presenta de una manera nunca vista. Por ejemplo el tradicional Humpty Dumpty se ha duplicado en dos mellizos. Los habitantes de Wonderland, están abatidos porque están gobernados por la malévola reina roja que ha transformado sus vidas en un infierno. Según las profecías, el regreso de la Alicia que estuvo allí cuando era niña, les liberará de la misma, pero no están seguros de que ella sea la Alicia que están esperando.

El primer personaje en prestarle su apoyo, aunque inicialmente también de manera un poco escéptica: “no tienes suficiente muchedad”, es El Sombrerero Loco. Puesto que es el habitante de Wonderland que ve las cosas con mayor claridad, es el primero en no dudar que Alicia es su liberadora.

A medida que avanza la historia, Alicia va mostrando como se va forjando su independencia: “Estoy harta, se me ha empequeñecido y aumentado varias veces, incluso se me ha encerrado en una tetera. Se acabó, a partir de ahora iré donde yo quiera, no donde me digáis.” Poco a poco en este camino, va adquiriendo la responsabilidad de matar al monstruo, lo que supondrá la restauración en el poder de la querida por todos reina blanca. Inicialmente no se ve capaz de este enfrentamiento puesto que no sé ve matando a nada ni a nadie. Estas dudas suponen otro elemento que da credibilidad a nuestra historia.

En su camino, Alicia se enfrenta a la reina roja, un personaje que por cierto, es un buen ejemplo de como los avances de la tecnología informática están al servicio de la narrativa y no al revés. La desproporción entre el tamaño de la cabeza y el cuerpo, es la perfección de la desfiguración para describir a este personaje cruel, retorcido y amargado. Un toque de clase para rematar esta puesta en escena de la reina roja es el personaje del cerdo patas arriba que utiliza como reposa-pies. ¿Es posible mostrar tanta mezquindad sin mencionarla jamás? En mi opinión, complicado. Por último se muestra el contraste entre la clase del Sombrero y la falta de la misma de la reina roja cuando al ser atacado por sus esbirros, se defiende desenrollando piezas de tela deslumbrantes por su belleza.

Y acercándonos al desenlace, llegamos al momento del enfrentamiento de Alicia con el monstruo. No ha sido nada fácil llegar hasta aquí, pero precisamente por ello es por lo que Alicia está preparada para la batalla final. Las palabras de su padre: “yo antes de desayunar pienso en seis cosas imposibles”, son el empujón final para llevar adelante la lucha de la que sale victoriosa, lo que supone la restitución en el poder de la adorada reina blanca.

Una vez cumplida su misión en el mundo de la fantasía donde se ha convertido en una reina y se la trata como tal, es el momento de regresar al mundo de la realidad, decisión en mi opinión más representativa de su valentía. Ya en su mundo, deja clara su postura de independencia, por un lado, rechazando un compromiso que nada le interesa, y por otro dirigiendo las siguientes palabras a la anciana mencionada inicialmente: “ señora esperar al príncipe azul es una alucinación, y por lo tanto usted y todas las que lo esperan, deberían de buscar ayuda profesional porque tienen un problema.”

Y colorín, colorado, esta crítica se ha acabado.

lunes, 5 de octubre de 2009

GORDOS. Escrita y dirigida por Daniel Sánchez Arévalo

Vaya chasco. Sinceramente, no recuerdo la última vez que me aburrí tanto en el cine, quizás con “El quinto elemento”, que ya tiene sus 12 añitos. La sensación de alivio cuando creí que había llegado el fin, y a continuación de contrariedad cuando comprobé que había sido una falsa alarma, confirmó que era una espectadora infeliz.

Cuando finalizó la proyección fui una espectadora desconcertada. Soy una admiradora del gran talento de Daniel Sánchez Arévalo a la vista desde sus primeros cortos como por ejemplo Gol y Pene. Me gusta su originalidad, valentía y acierto a la hora de tocar temas muy delicados y poco tocados en España, como por ejemplo las relaciones familiares disfuncionales. El tono humorístico con el que es capaz de envolver situaciones dolorosas no tiene precio. Y es por eso que esperaba como agua de mayo su segundo largo después de lo encantada que quedé con el primero, “Azul oscuro casi negro”, y no entendía como esta película no seguía en la misma línea de ingenio y originalidad.

El inicio era prometedor, cuando Abel, el psicólogo, le dice a sus pacientes en la sesión de grupo inicial, que no va a haber ni dietas ni metas sino que se trata de que cada uno encuentre su ritmo, me recoloqué en mi asiento con satisfacción, pensando: “una vez más este hombre sabe de lo que está hablando”. La idea es mostrar que el problema no es la obesidad, sino sólo la manifestación, bastante llamativa por cierto, de algo que no está funcionando en nosotros. Por lo tanto lo de menos son las dietas, lo que importa es que la persona que quiere adelgazar se mire a sí misma y tenga la fortaleza de enfrentarse a lo que realmente le está arrasando por dentro, y que tan bien camufla entre grasas. Aprovechando el tirón, Daniel también habla sobre el tema de la incoherencia humana.

Pero para la desgracia de los artistas, las ideas brillantes son sólo el primer paso, y el desarrollo de las mismas el segundo, y ahí es donde nuestro artista se ha quedado corto.

A medida que transcurrían las historias de cada personaje a lo Robert Altman a pequeña escala: Mash, Gosford Park, Pret a porte, (diversas historias paralelas con un hilo conductor común), cada vez me iban interesando menos, y menos, y menos, hasta el punto de que cuando creí que ya se habían terminado pero no, me di cuenta de que no tenía ninguna curiosidad por conocer el desenlace de lo que allí acontecía. ¿Y que me llevó a semejante estado? Estas son mis sospechas.

La mayoría de personajes son estereotipos. Quizás esta era la idea inicial, hacer personajes tan estereotipados que pasaran al plano de la caricatura y así resultar atractivos. Quien sabe lo que hay en la mente del artista, pero en la mía había aburrimiento al ver de nuevo algo tan visto. Los estereotipos son tediosos porque ya sabes lo que va a pasar. Uno de los ejemplos serían los dos hermanos adolescentes Luis y Nuria, y el tipo de relación que tienen. Ella gordita inteligente, y él guapo cruel y no tan listo burlándose permanentemente de su hermana. Os suena ¿no? ¿y que suele pasar en estos casos? exacto, como él era malo malísimo, y ella buena buenísima, le iba a dar una buena lección a su inconsiderado hermano. Y efectivamente, Nuria le demuestra que él es adoptado de una manera muy ingeniosa. Sí que es cierto que la cosa no se queda ahí, y tiene un giro adicional, los padres se separan, y se demuestra posteriormente que todo había sido un error, pero por lo menos por mi parte, el daño ya estaba hecho y no había giro que valga. El psicólogo y su pareja Paula son otro ejemplo. Otro clásico hasta la saciedad, el psicólogo incoherente que ayuda a los demás mientras que su vida es un desastre, en este caso concreto: hace terapia con personas obesas, y no soporta el cambio físico de su mujer al quedarse embarazada. Paula, por supuesto, es una mujer independiente de hoy que detecta esta humillación rápidamente, y no duda en poner el tema sobre la mesa confrontando a su sensible pareja, el cual se arrepentirá inmediatamente, pero Paula le pondrá complicada su vuelta a su típico estado de estabilidad. El último ejemplo que es el que mejor refleja el intento de caricatura, pero sin lograrlo, es la pareja católica. Muy reprimidos ellos, él dominando y ella haciendo sus pinitos intentando encontrarse a sí misma por su cuenta. La mayoría del contenido de sus diálogos lo hemos oído tantas veces, que hasta podríamos doblar a los personajes sin leer el guión, solamente escuchando la frase inicial de los diálogos. Eso sí, el juego que da el colchón con su plástico en el piso recién comprado tipo años 60, es uno de mis momentos preferidos... Y hay varios: video porno de los padres de los adolescentes en internet, conversaciones en el bar entre Abel y sus pacientes, y alguno más, lo que pasa que son escenas aisladas como viñetas, pero el conjunto no consigue arrancar.

Varias de las actuaciones me parecieron poco creíbles, especialmente en los momentos en los que el tono empezaba a subir llegando hasta la irritación y los gritos. El personaje de Paula es el mejor ejemplo cada vez que confronta a Abel.

Mis interpretaciones preferidas han sido las de Nuria y Andrés, hija y padre. Nuria transmitía calidez y credibilidad que además se realzaba en sus interacciones con Paula, que por lo menos a mí, me transmitía todo lo contrario. Andrés es el personaje más original, su trabajo dentro de la policia, además de ser curioso tiene conexión con su gordura. Enrique era un personaje con mucho potencial, pero ahí se quedó, su discurso en muchos casos es paternalista, y cambiaba de unos registros a otros con tan poco sentido, que se te quitaban todas las ganas de seguirle. Y por último Leonor, la ingeniera informática, un ejemplo más de tópico, en este caso mujer con trabajo perfecto y pareja perfecta que no está satisfecha.

Qué los temas elegidos eran difíciles y arriesgados no cabe la menor duda. Hablar de las miserias humanas incluyendo la incoherencia es de valientes.

Que todo el mundo, director, actores y actrices, equipo, se han dejado la piel, tampoco se cuestiona, pero en mi opinión en esta ocasión, tanto esfuerzo no ha lucido casi nada. Y es que es lo que tiene el arte, no es suficiente con contar algo interesante, sino que la manera de contarlo también lo tiene que ser. Lo sé, lo sé, es muy, muy difícil, vamos un arte.

lunes, 28 de septiembre de 2009

EN LA CIUDAD. Dirigida y co-escrita por Cesc Gay


Una vez más, la mayoría de cosas que les pasan a las parejas, sean las que sean (las cosas y las parejas), se ponen sobre la mesa de una manera muy atractiva.

Por un lado, es prácticamente imposible resistirse a ese ritmo de cotidianidad contada con tanta rigurosidad y salero. Esa referencia a lo que pasa a diario que desarma, a mí por lo menos, y me hace creerme y querer lo que pasa en la pantalla. Por ejemplo, contrario a lo siempre visto en los cuartos de baño de las películas, el papel higiénico no aparece en ellos por generación espontánea. Encima de la mesa de Eva, hay un paquete de rollos de papel higiénico recién comprado. Cuando Irene va al baño, Eva le sugiere que coga uno, y tú te dices, “mira como yo, también tienen que ir a la tienda a comprar, y sacar cosas de paquetes”, y ya te interesa mucho más lo que les va a pasar.

Que cocinar y comer sean actividades en las que los personajes ocupan una porción bastante alta del tiempo de proyección, es otro detalle que nos los acerca más. Sí es cierto, la compra aparece milagrosamente en la casa sin que se vea como ha llegado hasta allí, pero no olvidemos el factor presupuesto, bajo en concreto, que conlleva ciertas restricciones como evitar rodar en exteriores que todo lo complica.

Otro elemento llamativo, es la manera en la que se utilizan las casas de los personajes. Tradicionalmente, nos cuentan como son éstos, pero Cesc Gay le da una vuelta más a la tuerca, y además nos da información sobre la relación de pareja que tienen. Cuando dos personajes están en el mismo plano hablándose desde dos habitaciones diferentes, sin verse, y durante un periodo largo, poco hay que añadir a lo que está pasando entre ellos.

Más cosas, la proxémica, es decir, lo que nos cuentan los personajes según como estén colocados y a que distancia, mientras interaccionan entre sí en el plano. Cuando nos encontramos a Irene sentada dentro de la cama, y Manu sentado en el borde vestido, sin que haya ningún punto físico de contacto entre ellos, y cada uno mirando en direcciones diferentes, que su relación va viento en popa, no es precisamente lo que nos viene a la cabeza. Mario y Sara son el segundo ejemplo. Aunque están apoyados en la misma barandilla enfrente del mar el uno junto al otro, miran en direcciones opuestas. Sara mira el mar de espaldas a la cámara, Mario por el contrario, está de espaldas al mar. A medida que se desarrolla la conversación se empiezan a mirar de vez en cuando, e incluso llegan a girar un poco el cuerpo el uno hacia el otro, pero lo hacen con tanto esfuerzo, que lo único que podemos concluír es que estar cara a cara no es la posición más deseada en ese momento.

Para terminar, un ejemplo más de todo lo que nos cuenta y entretiene la colocación de los personajes. Estamos en un bar estrecho y alargado imitando el tradicional dinner americano de los años 50. Andrés ve a Sofia sentada en la barra, y se acerca a ella en un intento más de despliegue de encantos. En lugar de colocarse al lado de Sofía en la barra, se queda junto a ella en el pasillo, con lo cual no es solo su discurso lo que muestra torpeza, sino sus disculpas y movimientos permanentes para dejar pasar al resto de clientes que le encuentran en su camino. Sofía sentada cual reina en su taburete giratorio observa la escena con expresión de guasa contenida, y nosotros en la butaca, aunque sentimos algo de solidaridad, no podemos evitar la sonrisa permanente, ante un caso tan claro de ofuscación en la compleja tarea del cortejo.

En fin, que esto de las relaciones de pareja como es debido no es moco de pavo, asi que aprovechemos la oportunidad que nos da "En la ciudad" para encontrarle la gracia a la cruda realidad que nos toca vivir a cada uno y cada una, porque eso sí, la tiene.


 

 


 

 


jueves, 13 de agosto de 2009

CRITICA DE V.O.S. Escrita y dirigida por Cesc Gay


V.O.S. es como un abrazo, pero de los de verdad, no de los corporativos. Esos en los que sientes que la persona que te lo da te quiere porque te entiende, y sabe que ese apretujón con calidad es justo lo que necesitas.

Y así salí ayer de la proyección de V.O.S., con una sonrisa de oreja a oreja, toda entendida y querida. ¿Qué pasó la hora y media anterior? Pues que como muchos de los perennes amantes del cine, el teatro y los libros, tengo un poco tocada la delicada línea entre lo real y la ficción. Y que mejor ejemplo que las relaciones amorosas y amistosas para poner sobre la mesa semejante cruz.

Como directores artísticos de nuestras historias somos unos fenómenos. Chimeneas con reflejos irrepetibles en la cara del otro, regalos hechos a medida, cenas con vinos estupendos, comedores acogedores, en fin que os voy a contar que no sepáis.

También manejamos a la perfección los cambios de decorado a plató y viceversa. Ahora me salgo de la realidad por esta puerta, ahora observo esta ficción desde esta ventana que me viene de perlas.

Efectos especiales tampoco nos faltan. Una nevadita, o un paseo bajo un paraguas, se incorporan en un santiamén si nos cuadra en nuestra historia.

Pero eso sí, nuestra incursión en el mundo del sonido supera al resto de labores cinematográficas. Incluimos bandas sonoras a nuestra distorsionada realidad, que dejarían por el piso, como dicen los del cono sur, al diseñador musical más reconocido. Y al igual que el equipo de rodaje, nos quedamos totalmente embelesados. Los diálogos tampoco nos amedrentan, ya puestos, y hablamos tanto literal como con subtexto con el mismo desparpajo que convicción. Y una vez todo esto bien montado, allá vamos, en picado, una vez más, convencidas y convencidos de nuestro buen juicio y claridad mental a la hora de tomar decisiones emocionales.

Y claro así nos va, de contacto en contacto con la realidad cada vez más violento. Y es que además para añadir insulto a la humillación, que dicen los de América del Norte, que también saben de estas cosas, siempre hay alguien que nos recuerda que le echamos harina al guiso de bacalao.

Pues todo esto es lo que yo sentí ayer en mi butaca, no estoy sola en mis interminables tropiezos con la misma ficción de turno que tan bien recreo, y la verdad es un consuelo. Eso de reírse de las propias miserias delante de una pantalla es muy de agradecer. Y es que aunque en muchas ocasiones la vida está escrita fatal, de vez en cuando te encuentras guionistas que escriben muy bien sobre la vida, y además, son capaces de utilizar el lenguaje cinematográfico con la misma lucidez vital, y encontrar unas actrices y actores que están al nivel de tanta calidad. Y claro así salen, películas como V.O.S., de lo mejorcito.

Gracias, un abrazo como es debido es una bendición.

Mercedes González Fernández

www.mereditor.com